

Ayer en el taller alguien compartía esta frase, que me emocionó. Comentábamos como a veces buscamos en una pareja o en otra persona unas cualidades que nosotras mismas tenemos pero que a menudo nos cuesta ver. Ahí sucede que aparecen voces internas que nos pueden llevar a relaciones dependientes: “si esa persona desaparece de mi vida, perderé todo eso que necesito”. Y caemos en apegos insanos que nos dañan.
Ayer en el taller alguien compartía esta frase, que me emocionó. Comentábamos como a veces buscamos en una pareja o en otra persona unas cualidades que nosotras mismas tenemos pero que a menudo nos cuesta ver. Ahí sucede que aparecen voces internas que nos pueden llevar a relaciones dependientes: “si esa persona desaparece de mi vida, perderé todo eso que necesito”. Y caemos en apegos insanos que nos dañan.
Sin embargo, todas las cualidades que busco, admiro, escucho… en otra persona están en algún grado en mí, si no, no podría apreciarlas y desearlas.
Hay una multitud de factores que nos han llevado a buscar fuera esa mirada, ese afecto, ese amor que necesitamos. Sin embargo, esa mirada amorosa está en mí misma, puedo dármela, y eso me hará mucho más capaz de amar libremente y sin dependencia a otra persona.
Enamorarnos de nosotras mismas es un camino para recorrer día a día, que nos lleva a paisajes internos desconocidos y bellos. Así lo siento yo. Y cómo es para ti?
Las jugadoras de la selección y el espacio No sigo mucho el fútbol, ni masculino ni femenino. Supo
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¿HABLAMOS?
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